Todos disfrutamos muchísimo de nuestros días libres, pero también puedes tener días fabulosos entre semana.
No te la pases esperando a que llegue el sábado, aprende a disfrutar de tus jornadas haciendo pequeños cambios.
Empieza tu día temprano. No hay nada más estresante que saltar de la cama y salir a las corridas. Levántate con el tiempo necesario para poder preparar tu salida al trabajo. Si trabajas desde casa mucho mejor, podrás hacer más cosas con tu tiempo. Puedes leer algo de interés, tomar un rico desayuno, practicar algo de ejercicio. La mañana es un momento clave que nos prepara para afrontar el día. Si aprendes a aprovecharla, cambiarás por completo tu enfoque y te aseguro que notarás los beneficios.
Desayuna algo rico y saludable. No dejes pasar el desayuno. Acostumbra a tu cuerpo a alimentarse. El ayuno más largo es el de la noche, por lo que es importante que nutras tu organismo. No es necesario que comas huevos, tocino y café, puedes buscar una opción que se acomode a tus gustos y que te resulte apetitosa. Puede ser cereales con yogurt, o una tostada con un té, la elección es tuya.
Fomenta los pensamientos positivos. Tómate cinco minutos para “setear” tu mente, ponte en modo positivo. Es super común que al momento de arrancar el día nos pongamos a pensar en todas las obligaciones que tenemos por cumplir y que la queja aparezca para liberar presión. Puedes escapar de esto….¿cómo? siendo consciente de que este mecanismo es tóxico y lo único que conseguimos es que todo cueste el doble.
Planifica tu día. La planificación es una herramienta maravillosa, si no planificas, te recomiendo que comiences. Saber qué es lo que tienes que hacer en el día te quita esa incertidumbre y sensación de caos angustiante. La planificación diaria no tiene que ser nada sofisticada, puedes hacer simplemente una lista y asignar prioridad a sus elementos.
Equilibra tu vida personal y profesional. Es importante que, a través de la planificación puedas dividir tu tiempo entre el trabajo y tu vida personal. A veces parece que el día es corto para hacer todo, pero puedes hacer un poco de cada cosa. Aquí es importante que pongas límites a todas las demandas y que sepas mantenerte flexible en casos particulares. si tienes un tema familiar que resolver o si estás cerca de un deadline en el trabajo, deberás dedicar un poco más de energía a lo que apremie en ese momento, pero en situaciones “normales” deberás balancear entre todos los aspectos de tu vida.
Evita a las personas negativas. Este punto es uno de los más difíciles, pero uno de los más importantes. ¿Por qué es difícil?, porque a veces las personas negativas son parte de nuestra familia, amigos, jefes, compañeros de trabajo, que estamos “obligados” a ver. Lo que puedes hacer en estos casos es “no engancharse” con su negatividad, simplemente se consciente de ello para que no te cambien la energía.
Haz al menos una cosa para ti. Todos los días reserva algo especial para ti. Puede ser una sesión de yoga, tomar un helado, escuchar dos o tres de tus canciones preferidas, hacer una rutina de belleza, leer una revista, unas páginas de un libro, ver un capítulo de una serie, lo que quieras. La idea es que ese momento sea tuyo, para consentirte plenamente. Aunque tu día no sea tan bueno, sabrás que siempre te tendrás a ti misma para cuidarte.
Termina tu día practicando la gratitud. Antes de terminar tu día, tómate cinco minutos para pensar en lo afortunada que eres y agradece todo lo que “damos por sentado” como salud, trabajo, amigos, familia, etc. Esta práctica te ayudará a valorar todo lo que tienes y a apreciarlo cotidianamente.
Espero que con estos consejos puedas disfrutar de todos tus días, déjame tus comentarios si tienes alguna idea que pueda ayudar a otros!
Atte., Pau.